viernes, 11 de noviembre de 2005

La daga de plata


"No cantes canciones de amor, o despertaras a mi madre.
Ella esta durmiendo aqui al lado.
Y en su mano derecha, una daga de plata.
Ella dice que yo no puedo ser tu esposa.

Todos los hombres son falsos, dice mi madre.
Ellos te diran maliciosas mentiras de amor.
Y al atardecer siguiente, ellos enamoraran a otra
dejandote sola, triste y suspirando.

Así que, vete a cortejar a otra tierna doncella
y esperar que ella sea tu esposa.
Yo estoy advertida y he decidido
dormir sola toda mi vida."

Silver dagger (Joan Baez)



Esto, está dedicado a mis vecinas de arriba. A las catadoras de tempe y timbal. A las que rellenan las fotos en blanco y negro, haciendolas casi de color. A las que refrescan el ambiente o lo acaloran, dependiendo de la traviesa mente del espectador. A las que llenan a diario el vacio de los fines. A las que intento compensar llenando de confeti sus buzones.

viernes, 4 de noviembre de 2005

OCEANO PACIFICO


Hace tiempo, unos años, aprendí y me enseñaron que debía quitarme una a una las muchas corazas y armaduras, que desde niño me había ido poniendo yo mismo. Entonces descubrí otra vida y me descubrí a mí, vi que podía expresar todo lo que pasaba dentro de mi sin miedo a que me hicieran daño. Sin miedo a ser demasiado vulnerable, a decir lo que sentía en cada momento sin temor al rechazo, a las represalias, al qué dirán, a la opinión de los otros, en definitiva. Estaba encantado de conocerme mas, y de saber que no estaba solo, que había gente estupenda a mi alrededor. Conocí gente nueva, hice amigos, volví a disfrutar de todas las pequeñas cosas que sin saber cómo ni porqué, había apartado de mí vida. Volví a sentir dentro de mí a aquella persona inocente y confiada que fui un día...Sin embargo, de pronto, en un determinado momento empiezas a darte cuenta que al lado de lo bueno, de lo hermoso de la existencia, están también el sufrimiento, el dolor, cosas que mi armadura de años me había evitado, o al menos eso pensaba yo... Me di cuenta que confiar demasiado en las personas tiene sus riesgos, y no me importaba correr esos riesgos, pero al corazón le duele. Le duele la indiferencia, el rechazo, el mal que nos rodea, el sufrimiento ajeno... Le duele cuando alguien traiciona la confianza que has depositado, le duele que haya personas a las que has intentado dar todo lo mejor de ti que llevas dentro, y que te responden con un engaño, una mentira, una indiferencia....A veces, me levanto por las mañanas, me miro al espejo y me pregunto si no sería mucho mejor volver a colocarme una a una todas aquéllas máscaras y armaduras que un día dejé caer...Si ese gesto quizá me salvaría del naufragio...si el corazón dejara de una vez de hablarme y decirme con insistencia...confía...confía....ama...ama....."