Me voy.
Intentaré ahumar el avispero de mi mente y que se disperse la desidia con sus sombras.
Rodeado de acantilados.
Convertirme en paseante de historias antiguas. De amores eternos, de celos, de infiernos. De vidas contiguas que nunca se miran.
De un mundo habitado por sabios tan humildes.
Con la vaga sensacion del que fue nomada.
Dando palos de ciego, como casi siempre atesorando decepciones cuando la tormenta arrasa en la madrugada.
Y aún así, estoy entregado en cuerpo y alma.
Dispuesto a ver pasar el mundo desde mi ventana.
Pequeña sirena, libera sonrisas cautivas.

Y poco mas puedo contarte, que no esté escrito ya en el aire. Entre jilgueros y rosas. En los arboles del camino vestidos de hojas.
Que aunque tú no lo sepas, como la luz de un sueño, que no raya en el mundo pero existe, así he vivido yo. Esa parte de ti que no conoces. La vida que has llevado junto a mis pensamientos...