Sueños.
Pedazos de una vida nocturna.
Deseados, temidos.
Inquietantes, ilusionantes.
Tan reales, tan ficticios.
Tan .......soñados.
Se dice que los sueños, hijos del Sueño, son tan numerosos como las hojas de los bosques y las arenas del mar.
Al llegar cada noche los sueños salen a recorrer el mundo. Los insignificantes o engañosos salen del infierno por una puerta de marfil. Los otros, los verdaderos y profeticos, lo hacen por una puerta fabricada con asta de huesos.
Sueño es considerado hijo de Erebo y de Nicte. Hermano de la Muerte, del Destino.
Habita en un palacio encantado, impenetrable a los rayos de Sol.
Solo le acompaña, el suave murmullo de las aguas del rio del Olvido, en cuyas orillas crece la adormidera y el beleño que sus muchos hijos recogen para hacer dormir a los mortales.
En el centro del palacio se halla un lecho de ebano rodeado de negros cortinajes.
En el, sobre blandas plumas, reposa Morfeo el dios apacible, sumido en toda clase de sueños.
Sueños para todos.
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