Bajo la lluvia.
El agua cae lentamente y nos recorre con la esperanza de que purgue y arrastre todo. Que se lleve nuestros temores y arranque esa capa que no deja salir lo que hay debajo.
Una rosa roja pone color a un momento gris. Y dice a la vez que no estas solo.
La hierba mojada huele bien y la piedra esta fría.
Y mas tarde, en su lugar mas seguro en su refugio privado, mientras alguien pierde sus dedos entre los cabellos antes de dormir, dice que todo cambiara, que todo será diferente, que ira bien.
Ahora lejos de aquello, estoy solo y escribo.
El rincón de tu recuerdo ocupa toda mi casa. Hay mil maneras de soñar y en ninguna te soñaba.
Que difícil encontrarte cuando las luces se apagan. Desde que no estas mi pensamientos nadan en lagrimas saladas.
Solo me queda conversar conmigo mismo y soñar en contarte secretos. En sentirme como un niño, cogerte de la mano y besarte sin permiso.
Cuantas cosas he aprendido y de que poco me han servido.
sábado, 30 de septiembre de 2006
martes, 26 de septiembre de 2006
Somos todo y somos nada
Cuando regresaba. Cuando estaba llegando, me recibieron con una encantadora sonrisa de vainilla y canela. Dulce como su dueña.
Me pregunto si seguirá sentada en el mismo sitio.
Cerca de la plazuela empedrada. De la fuente. De las calles porticadas.
Veloces miradas cómplices encontradas.
Que tu mano sea el abrigo de mi mano en el camino. Y entre escarcha de luceros encontremos el destino. Y un cielo estrellado donde escuchar los silencios.
Búscame en las madrugadas.
Todavia la recuerdo. A ella y a su mirada.
Y a la puerta de la casa sentado, reviso mi correo acumulado. Algunos de ellos ya contestados, otros por hacerlo.
Como a alguna Sultana de Merkadillo: Muchas gracias. Y no olvides respirar el silencio, porque no somos maquinas y el confort no siempre reconforta. Pero con el feedback adecuado todo tiende a un nuevo color. Disfrútalo.
Somos todo y somos nada.
Las cosas de la vida, son las que tú sientes.
Mientras, nos sentaremos a esperar nocheviejas ficticias llenas de risas. A damas de honor de colores vestidas.
Me pregunto si seguirá sentada en el mismo sitio.
Cerca de la plazuela empedrada. De la fuente. De las calles porticadas.
Veloces miradas cómplices encontradas.
Que tu mano sea el abrigo de mi mano en el camino. Y entre escarcha de luceros encontremos el destino. Y un cielo estrellado donde escuchar los silencios.
Búscame en las madrugadas.
Todavia la recuerdo. A ella y a su mirada.
Y a la puerta de la casa sentado, reviso mi correo acumulado. Algunos de ellos ya contestados, otros por hacerlo.
Como a alguna Sultana de Merkadillo: Muchas gracias. Y no olvides respirar el silencio, porque no somos maquinas y el confort no siempre reconforta. Pero con el feedback adecuado todo tiende a un nuevo color. Disfrútalo.
Somos todo y somos nada.
Las cosas de la vida, son las que tú sientes.
Mientras, nos sentaremos a esperar nocheviejas ficticias llenas de risas. A damas de honor de colores vestidas.
martes, 19 de septiembre de 2006
A mi hermano Michel
Dedicado a la memoria de mi hermano Michel.
Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de sí .
Pero mi historia es difícil,
no voy a hablarles de un hombre común,
haré la historia de un ser de otro mundo,
de un animal de galaxias,
es una historia que tiene que ver
con el curso de la Vía Láctea,
es una historia enterrada,
es sobre un ser de la nada.
Nació de una tormenta,
en el sol de una noche el penúltimo mes
y fue de planeta en planeta
buscando agua potable,
quizá buscando la vida o buscando la muerte,
eso nunca se sabe,
quizá buscando siluetas o algo semejante
que fuera adorable
o por lo menos querible,
besable, amable.
El descubrió que las minas
del rey Salomón se hallaban en el cielo
y no en el Africa ardiente
como pensaba la gente,
pero las piedras son frías
y le interesaban calor y alegrías,
las joyas no tenían alma,
sólo eran espejos, colores brillantes,
y al fin bajó hacia la guerra,
perdón, quise decir a la tierra.
Supo la historia de un golpe,
sintió en su cabeza cristales molidos
y comprendió que la guerra
era la paz del futuro,
lo más terrible se aprende enseguida
y lo más hermoso nos cuesta la vida;
la última vez lo vi irse
entre humo y metralla contento y desnudo
iba matando canallas
con su cañón de futuro,
iba matando canallas
con su cañón de futuro.
(Silvio.)
Pd: Y a mi padre, alli donde se encuentre, tantos besos como dias que ya me falta . Exactamente trescientos sesenta y cinco.
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