viernes, 28 de marzo de 2008

Verdadoso verdadoso



Anoche estuvimos de nuevo en mundos ivanferreirianos. Pero esta vez en vivo y en directo.
La verdad, genial.
En compañía de Colorin y la Flequi, disfrutamos un buen rato, al que Mimi en la distancia se sumó con un ingenioso "cuando llegan los días azules, la única distorsión es pensar en frío para ser un ciudadano A".

Si señor.
Así que hicimos un pacto infinito y nos bebimos la noche.
Creí que nunca mas, pero hay mentiras con las que decir toda la verdad.
Y rompiendo las barreras del sonido voy. Tambores anunciando el fin del mundo, son latidos que se escapan de mi corazón.
Así que duermete mi niña y zambullete en el mar, de la tranquilidad. Mientras acaricio tu nombre.
Porque me gusta comerte la boca y tu camiseta con la que dormí.
Y aunque parezca que somos los únicos miembros de una sociedad secreta, son preciosos nuestros besos.
Son preciosos nuestros besos, aunque nadie pueda verlos.
Pero por fin, al final aparecieron los días azules.

Y me fui contentisimo.

lunes, 17 de marzo de 2008

En casa otra vez


En casa otra vez.
Hemos tenido de todo. Afortunadamente algunos días de buen tiempo. Los que aprovechamos todo lo que pudimos.
También nos pillo el temporal. Nieve que llegaba a las rodillas, un fuerte viento que te llevaba, frío hasta diez bajo cero. Lo justo para estarnos un par de días con la estación cerrada y tener que buscarnos algo diferente que hacer.
Pero en general todo muy tranquilo.
Increíblemente me lo tomé todo con una calma inusual en mi. Y estoy contento porque lo considero un gran paso adelante.
Quien me conoce, sabe a lo que me refiero y como me afectan algunas de estas situaciones. De verdad que se quedarian muy asombrados de mi actitud.
Hace mas de una semana que he vuelto.
Y si he tardado en dejarme caer por aquí, es debido a lo mal que ultimamente me sientan los regresos.
Durante esta ultima semana, la ansiedad, la angustia y un nerviosismo incontrolable, me comen por los pies.
Como siempre ignoro la causa. Lo disimulo como puedo y ante preguntas "como estas?", contesto con un automático "bien" o en su defecto regateo la respuesta.
Todo esto me desanima y me hace tener la sensación que las vacaciones no han servido para nada. Bueno, no del todo.
Aunque a veces me comería un parchis de pirulas para soportar todo esto, me armo de paciencia y me intento autoconvencer que es pasajero. He llegado a declarar que prefiero una de mis migrañas a este estado de inquietud. Las migrañas sé como torearlas.
Mientras tanto, mi tristeza sigue ahí, poniéndose guapa.
Y mi desesperación se mezcla con mis intentos de relajación.