Tenemos conciencia a corto plazo.
Si. Totalmente. Y nos implicamos en las cosas según sople el viento o esté mas o menos de moda.
Especialmente en estas fechas y el resto del año nos olvidamos de todo.
Del planeta, de la ecología, de reciclar, del hambre y la educación, de las asociaciones de personas con discapacidad ya sea física, psíquica o de cualquier otra índole.
Si, estas ultimas son esas que por comprarles una papeleta para un sorteo ya creemos que hemos cumplido.
De los que sufren alguna enfermedad rara.
De los sintecho, que en estos días tan putos recapacitabamos sobre ellos y lo dura que es su situación e intentábamos ponernos en su piel e imaginar si sobreviviriamos a un par de días en la calle como ellos.
A infinita distancia nos encontramos de toda esa gente que lidia con ese tipo de problemas a diario, cada semana, cada mes.
Hay quien tiene "el problema" en casa.
También voluntarios o gente vocacional que por ejemplo pasaran estas navidades en primera linea de batalla. Muchos de ellos, conocidos o incluso compañeros.
Un abrazo y mención especial para el Piratilla en estas navidades. Buena noche.
Deberíamos fijarnos mas en todas esas barreras arquitectónicas y un poco menos en las luces de navidad. Millones de bombillas de colores y nadie explicándole a una persona ciega lo que tiene sobre su cabeza cuando pasea. La gente invadiendo el centro de la ciudad y moviendose sin parar de un sitio a otro y sin fijarse en las personas en silla de ruedas que aparte de llevárselas por delante tienen casi imposible entrar en cualquier comercio a realizar compras.
Fijaros. No están habilitados.
Usen el transporte publico nos dicen. Si, que se lo digan a ellos!!!.
No penséis que soy un hipócrita. Mi conciencia también es a corto plazo y todas esas cosas de las que hablo, aunque las veo y soy consciente de ellas, no las denuncio y me convierto en uno mas. Pero por un momento. En este instante me tomo la libertad de mi pequeña pataleta contra todo aquello que de verdad es importante, para mi ahora, para otros siempre. Y que por lo menos cuando alguien lo lea, se pare a pensar por un momento.
Para terminar, estando yo en uno de esos momentos en los que me creo el centro de todo. Sobre todo, de todos los males. De mis males, los que yo solo me creo.
Descubrí una historia, en realidad varias, pero sobre todo una historia que me hizo agachar la cabeza de vergüenza y pensar mucho mucho.
Mejor os trascribo la historia tal cual contada por el propio protagonista y a partir de ahí, allá cada uno con su solidaridad por horas y su conciencia a cortísimo plazo.
"Hola, soy Mateo. He nacido con el síndrome de Lowe, una enfermedad genética que solo nos afecta a un niño entre un millón. ¡Dicen que soy raro entre los raros! Todos los niños con la enfermedad nacemos con los ojos afectados con cataratas y algunos desarrollamos glaucoma. Por eso todos llevamos gafas. Nuestro cerebro también está afectado. Nacemos con hipotonía muscular. Tardamos mucho en andar y no todos lo consiguen. Casi todos necesitamos educación especial. Lo que realmente compromete nuestra vida son nuestros riñones que tampoco funcionan bien. A veces desarrollamos cálculos renales y podemos llegar a la insuficiencia renal. Somos niños muy felices que nos encanta la música. En mi casa dicen que soy lo mas bonito del mundo y que la vida a mi lado se ve de otra manera. Yo creo que es porque para mi lo importante es reírme y, sobre todo, dar muchos besos y abrazos a todos. ¡Practícalo!"
* A Mateo le conocimos en el ultimo partido del Estudiantes.
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