En casa otra vez.
Hemos tenido de todo. Afortunadamente algunos días de buen tiempo. Los que aprovechamos todo lo que pudimos.
También nos pillo el temporal. Nieve que llegaba a las rodillas, un fuerte viento que te llevaba, frío hasta diez bajo cero. Lo justo para estarnos un par de días con la estación cerrada y tener que buscarnos algo diferente que hacer.
Pero en general todo muy tranquilo.
Increíblemente me lo tomé todo con una calma inusual en mi. Y estoy contento porque lo considero un gran paso adelante.
Quien me conoce, sabe a lo que me refiero y como me afectan algunas de estas situaciones. De verdad que se quedarian muy asombrados de mi actitud.
Hace mas de una semana que he vuelto.
Y si he tardado en dejarme caer por aquí, es debido a lo mal que ultimamente me sientan los regresos.
Durante esta ultima semana, la ansiedad, la angustia y un nerviosismo incontrolable, me comen por los pies.
Como siempre ignoro la causa. Lo disimulo como puedo y ante preguntas "como estas?", contesto con un automático "bien" o en su defecto regateo la respuesta.
Todo esto me desanima y me hace tener la sensación que las vacaciones no han servido para nada. Bueno, no del todo.
Aunque a veces me comería un parchis de pirulas para soportar todo esto, me armo de paciencia y me intento autoconvencer que es pasajero. He llegado a declarar que prefiero una de mis migrañas a este estado de inquietud. Las migrañas sé como torearlas.
Mientras tanto, mi tristeza sigue ahí, poniéndose guapa.
Y mi desesperación se mezcla con mis intentos de relajación.
2 comentarios:
Yo, que como Molécula soy lista listísima, sé cómo torear esto. O no, pero lo intento a mi manera.
Al enemigo, ni agua, que decía mi madre.
Un día, tomando cervezas, te cuento mi teoría. O no, pero te sacudo la inquietud un rato. Si quieres.
No desesperes, pasará.
Te quiero
Publicar un comentario