A mi sirena la vida hoy le parece grande. Enorme.
A veces lo es.
Y otras te falta pasillo para correr.
A mi hoy me huele a bergamota y me sabe a letras de boleros.
Pero cuando uno se ve obligado a dar saltos mortales en el tatami del día a día, tiene la imperiosa necesidad de buscar el adecuado equilibrio para después de tantas y tan arriesgadas volteretas, tener una buena salida final.
En resumidas cuentas, uno se asusta.
Y es aquí donde cada uno busca su barra de funambulista.
Pero como dice la letra, que importa vivir de ilusiones si así soy feliz.
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